#Argentina | El Gobierno nacional afronta un mes de altísima presión financiera, con vencimientos por $38 billones en agosto —equivalentes al 4,4% del PBI—, y para lograr mantener el equilibrio monetario convalidó tasas de interés más altas en su última licitación de deuda. La estrategia oficial apunta a evitar un exceso de pesos en circulación que pueda generar tensiones en el mercado cambiario.
De acuerdo con el análisis de InfoArrecifes.com, si bien quedaron fuera de la licitación unos 2,8 billones de pesos, desde el Ministerio de Economía aclararon que gran parte de esos fondos serán absorbidos por los nuevos requisitos de encajes que deben cumplir las entidades financieras, reduciendo así el impacto expansivo sobre la base monetaria.
“No vamos a liberar liquidez para que bajen las tasas”, aseguró el secretario de Finanzas, Pablo Quirno, reafirmando el carácter restrictivo de la política monetaria actual. La suba de tasas, sin embargo, supera ampliamente la inflación y preocupa a consultoras privadas por su posible efecto contractivo sobre la actividad económica.
En la licitación más reciente, las Lecap se adjudicaron con premios superiores al mercado secundario, especialmente en los tramos más cortos. Algunos instrumentos ofrecieron una tasa efectiva mensual del 4%, incentivando la permanencia en pesos y desalentando la dolarización.
A pesar de la estrategia, los bonos dollar linked tuvieron escasa demanda. El Tesoro logró colocar apenas USD 42 millones en títulos con vencimiento en diciembre de 2025, lo que dejó en evidencia una preferencia del mercado por mantener liquidez en moneda local, pero a tasas más elevadas.
La preocupación central se traslada ahora al costo fiscal: las tasas reales son extremadamente altas, lo que encarece el financiamiento del Estado y complica el acceso al crédito por parte del sector privado. “Es un modelo que traslada tensiones al aparato productivo”, advirtieron desde Portfolio Personal Inversiones y Adcap Grupo Financiero.
En esa línea, el economista Federico Machado, del Observatorio de Políticas para la Economía Nacional, consideró que el Gobierno optó por evitar la expansión monetaria, pero a cambio de generar un peso creciente en intereses. “Estamos en una dinámica donde el mercado exige tasas altas y el Tesoro paga, aunque eso deje heridas en la economía real”, explicó.
La consultora Orlando J. Ferreres & Asociados también lanzó una señal de alerta: a pesar del repunte de junio, observan una desaceleración del crecimiento económico y mayor heterogeneidad entre los sectores. En su último informe, subrayan que el riesgo de enfriamiento de la economía está vinculado tanto a la pérdida de poder adquisitivo de las familias como a una política monetaria centrada casi exclusivamente en contener la inflación.
Mientras tanto, el Gobierno confía en que esta postura firme le permita mantener estable el tipo de cambio y controlar la inflación, al menos en el corto plazo. Sin embargo, con otros $38 billones en vencimientos previstos entre septiembre y octubre, el desafío está lejos de haber terminado.