Verduras congeladas vs. frescas: la ciencia revela cuál es más saludable

Un nuevo análisis nutricional derriba mitos sobre los alimentos congelados. En muchos casos, las verduras y frutas congeladas conservan más vitaminas y minerales que las frescas que pasan días en góndolas o heladeras.

Durante años se creyó que las verduras y frutas frescas eran siempre más saludables que las congeladas. Sin embargo, estudios recientes demuestran que esto no siempre es así. En muchos casos, los productos congelados mantienen e incluso superan el valor nutricional de los frescos que tardan días en llegar a la mesa.

El secreto está en el momento de la cosecha y el proceso de conservación. Mientras que las verduras frescas suelen recolectarse antes de madurar por completo y pueden perder nutrientes durante el transporte y almacenamiento, las verduras congeladas se recogen en su punto máximo de maduración y se congelan en cuestión de horas, sellando sus vitaminas y minerales.

Un estudio comparó ocho tipos de frutas y verduras —entre ellas arándanos, brócoli, zanahorias, maíz, espinacas y fresas— y no halló diferencias significativas entre las versiones frescas y congeladas. En algunos casos, las congeladas incluso mostraron niveles más altos de folato y vitamina C.

“Una verdura fresca que pasa una semana en la heladera puede tener menos nutrientes que una congelada recién cocida al vapor”, explican los especialistas en nutrición.

¿Cuándo conviene elegir congeladas?

Las verduras congeladas son ideales cuando se busca comodidad, menor desperdicio y disponibilidad fuera de temporada. También son una buena opción para quienes compran en cantidad o cocinan guisos, sopas o salteados donde la textura no es tan importante.

Además, permiten acceder a alimentos más económicos y conservarlos durante meses sin que pierdan calidad, siempre que se mantengan a -18 °C y sin descongelarlos antes de cocinarlos.

¿Y las frescas?

Las verduras frescas tienen ventaja cuando se consumen crudas, como en ensaladas, o cuando se compran en mercados locales. Cuanto menos tiempo pase entre la cosecha y el consumo, mayor será su aporte nutricional. Es la mejor elección para hierbas, hojas verdes y productos de temporada.

Consejos para aprovechar los alimentos congelados

  • Elija productos sin salsas ni sodio añadido. La etiqueta debe indicar un solo ingrediente.
  • Evite hervir las verduras: cocínelas al vapor o salteadas para conservar nutrientes.
  • Consúmalas en los primeros tres meses desde su compra.
  • Prefiera opciones orgánicas y sin aditivos.

¿Y las frutas?

Las frutas congeladas también son saludables. Se recolectan en su punto justo de maduración y se congelan rápidamente, conservando sus antioxidantes y vitaminas. Son ideales para batidos, yogures o postres naturales.

Conclusión

Tanto las verduras frescas como las congeladas tienen su lugar en una alimentación equilibrada. Las primeras destacan por su textura y sabor inmediato, mientras que las congeladas ofrecen practicidad y estabilidad nutricional.

La clave está en variar y consumir lo que realmente se aproveche. Si se almacenan correctamente, las verduras y frutas congeladas son tan saludables —o incluso más— que las frescas. En definitiva, las mejores son las que efectivamente comemos.

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